jueves, 10 de julio de 2008

LAS BALANZAS FISCALES (Adelanto)

lA vANG 10-07-08
El déficit fiscal de Catalunya alcanza los 16.735 millones
Castells esgrime las nuevas balanzas y dice que el déficit es excesivo
IÑAKI ELLAKURÍA - Barcelona
el 2005, por cada 100 euros que Catalunya aportó al Estado recibió 64,5 El déficit fiscal de Catalunya con la Administración Central para el 2005 es de 16.735 millones de euros, lo que representa el 9,8% del PIB catalán. En Mientras que la media del déficit entre el periodo 2002 -2 0 0 5 llega a los 13,832 millones de euros, un 9% del PIB. Lo que supone, a la práctica, que de cada 100 euros aportados por Catalunya no retornan 32 euros. Si esto se traslada a las personas, según el método del flujo monetario, el déficit de cada catalán en el 2005 fue de 2.392 euros, y que, por ejemplo, el déficit fiscal de una familia formada por cuatro personas estaría rozando los 10.000 euros. Estos son los datos que se extraen de las balanzas fiscales elaboradas, a petición del conseller de Economia, Antoni Castells, por un comité de 13 expertos y que ayer fueron hechas públicas. Sin embargo, aunque la intención de la Generalitat era contar desde un principio con los datos del 2006, estos no fueron entregados por la Administración Central, sin dar explicación, a pesar que las numerosas reclamaciones catalanas. Según fuentes del grupo de expertos catalanes que han elaborado las balanzas, tras la negativa del Gobierno se esconde que el 2006 Catalunya tuvo un déficit histórico ya que, por la situación económica, hubo un 15% más de IVA y un 30% más en el impuesto de sociedades. Las últimas balanzas elaboradas por la Generalitat son las del periodo 1986-2001 y situaron el déficit en una media anual del 7,6% del PIB catalán, y que en el 2001, se situó en los 11.307 millones de euros. Aunque estos datos no se pueden comparar con los actuales ya que en esta ocasión se han utilizado métodos de cálculos diferentes. El grupo de expertos catalanes ha elaborado ahora las balanzas con las dos metodologías de estudios existentes. La del flujo monetario, que es la utilizada por la mayoría de países europeos y la que el Govern prefiere, atribuye el gasto público y su impacto a la región en la que efectivamente se desarrolla su actividad. las nuev as cifras sitúan el déficit catalán del periodo 2002-2005 en 13.832 millones de euros, que equivale al 9% del PIB, y que significa que, del total de los ingresos que aportaron los catalanes a la Administración Central el 32,8% no regresaron a Catalunya. Otro dato, el déficit por persona es de 2.392 euros. El grupo de 13 expertos, dirigido por Núria Bosch, también ha utilizado el método del flujo del beneficio, que asigna el gasto a la región donde reside el beneficiario, con independencia de donde se realice de forma efectiva. Según este cálculo, que mide el impacto del sector público en el bienestar de los ciudadanos, el déficit fiscal de Catalunya en el 2005 alcanzaría los 12.629 millones de euros, y en el periodo 2002-2005 sería de 10.206 millones de euros de media. Con este método se extrae que el déficit por catalán es de 1.804 euros. El conseller de Economia, Antoni Castells, dijo que con las nuevas balanzas sobre la mesa es "evidente que el déficit es excesivo" pero negó que deban servir como arma para condicionar y presionar en las negociaciones sobre el nuevo modelo de financiación catalana. "Es bueno que se conozcan. Serán a partir de ahora los datos de referencia para el Govern, y servirán para que haya transparencia democrática, y para que se rompa el mito de que Catalana no es solidaria", aseveró el conseller. Castells admitió su preocupación porque el tiempo para llegar a un acuerdo en financiación se acaba, la fecha límite es la del 9 de agosto, y todavía hoy las posturas son lejanas. Llegó a calificar la situación como "compleja". Y no quiso avanzar cuando convocarán la comisión mixta de negociación con el Estado. Los resultados presentados ayer serán enviados por Economia al presidente de la Generalitat, los consellers, al ministro de Economía, Pedro Solbes, al resto de partidos catalanes y a las diferentes Comunidades Autónomas.
El mito de la confianza
Fernando Ónega
Los dos líderes deben incorporar la economía a su próximo encuentro; eso sí que sería patriotismo El presidente Rodríguez Zapatero se ha propuesto una noble tarea: transmitir confianza a la sociedad. Con ese fin habla, maneja datos, aduce el argumento de la inversión extranjera y acude a programas de televisión. ¿Lo está consiguiendo? En la última entrevista en Antena 3 quizá le sobró populismo, intención electoral y vocación de constituirse en líder de los menos favorecidos. Es lo que le aconsejan sus asesores: si la crisis arrecia, que por lo menos no pierda la base social que le mantiene en el poder. De ahí que sus palabras rebosen paternalismo, protección del Estado benefactor y eco de su promesa más famosa: "no os fallaré". Lo que ocurre es que las circunstancias no juegan a favor. El mismo día que el presidente hablaba, se difundía que el precio de la vivienda puede caer un 30 por ciento. ¿Qué ciudadano se anima a comprar ahora, si le están anunciando el maná de la ganga? Todos los compradores se ponen en actitud de espera. Un año, dos años, lo que haga falta. Lo más rentable es esperar. Es la nueva especulación: la de esperar la caída de precios. Después tenemos la voluntad de la oposición. Nadie duda del patriotismo de Rajoy; pero la tentación es inevitable: ¿sobre qué bases puede crecer un aspirante a gobernar? Hoy, sobre la quiebra de la economía. Las últimas encuestas lo confirman: si vuelve el empate técnico entre PP y PSOE, es por la crisis, no por el nuevo giro al centro de los conservadores, que todavía no se ha podido medir. El PP sólo tiene que hacer una cosa, aunque resulte impúdica: recrearse en la dificultad. Y algo de eso está ocurriendo. Cuando Cristóbal Montoro habla de crisis perfecta, lo hace en un tono que parece que la celebra. Y cuando se acusa al gobierno de pasividad, incompetencia o ineficacia, quizá se diga la verdad; pero se transmite a la sociedad un mensaje negativo: con este gobierno no hay salida, pero este gobierno tiene cuatro años por delante. La dialéctica política dibuja así un escenario donde el gobierno acentúa su populismo para no perder clientela, la oposición acentúa los factores negativos para ganarla, y el país en su conjunto paga las consecuencias. ¿Cómo se sale de ese círculo pernicioso? La solución no es pedir responsabilidad a la oposición ni acusarla de regodearse en la crisis. Si critica, está en su derecho. La solución está en entenderse. ¿Cómo? Hablando. Ignoro si habría que llegar a la reedición de los pactos de la Moncloa, como sugirió Duran Lleida. Pero si el diagnóstico económico es de emergencia, merece soluciones de emergencia. Si la palabra pacto se maneja para el voto del inmigrante, ¿por qué no pactar algo tan grave como la perspectiva de salida de una crisis económica? Los dos grandes líderes deben incorporar la economía a su próximo encuentro. Eso sí que sería patriotismo. Y sería no condenar al país a ser confiado si vota a Zapatero, y desconfiado si vota a Rajoy.
Las autonomías se alían para presionar a Zapatero
CRISTINA SEN - Madrid Hubo buenas palabras, pero la reunión y la foto que se pudo ver ayer en Zaragoza, y que tendrá una continuidad periódica, indica que algo puede empezar a cambiar en el mapa autonómico español. Los consejeros de gobernación de las seis comunidades que la pasada legislatura aprobaron sus nuevos estatutos se dieron cita ayer en Aragón para analizar los ritmos y las dificultades que están teniendo en el desarrollo de sus textos -dificultades también a la hora de negociar con el Ejecutivo-, para unir fuerzas en los planteamientos que se tengan que realizar ante el Gobierno y para compartir experiencias. En este primer encuentro se decidió la creación de un secretariado permanente, un grupo de trabajo, que vaya analizando los problemas que hay sobre la mesa y la celebración de cumbres periódicas -la próxima será en Sevilla en octubre-. Por parte catalana, el conseller Joan Saura, y en representación de Aragón, José Ángel Biel, cuyos gobiernos han aplazado las próximas reuniones bilaterales con el Ejecutivo por la lentitud en los acuerdos, indicaron que el Ejecutivo debe de tener claro que las autonomías también son Estado. Y Saura destacó que desde hace unos meses se detecta pasividad a la hora de abordar los temas estatutarios. La reunión es también relevante porque establece por primera vez una voluntad de colaboración horizontal entre autonomías, al margen del Gobierno, para establecer convenios de colaboración en diversas materias.

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