miércoles, 27 de agosto de 2008

UNOS APUNTES AL MANIFIESTO

Publicado en La Vanguardia - Agosto 2008
Más acá de las razones soberanas que esgrime el Manifiesto por la lengua común,sólo espero manifestar una modesta reacción individual. Recuerdo al periodista estadounidense I. F. Stone, que titulaba sus opiniones The minority of one.Amparándose en tal minoría, arriesgaré - frente a argumentos populares tan comunes como académicos y balompédicos en la cruzada por su causa- mi derecho no menos democrático a disentir. Al dominio único del castellano le sobrevino, con la recuperación democrática, la de otras lenguas como el catalán. El primer imperativo al respecto debería ser tener en cuenta la conciencia del otro a la hora de discurrir. El manifiesto acusa la precariedad del castellano (el y lo español) en autonomías que, como la catalana, no le rinden el debido respeto. Con el paréntesis del párrafo anterior, aludo a la evidencia para unos, y al sorprendente chasco para otros, que supone el convencimiento de que el castellano sea lo español, y punto, para los primeros, y el catalán no lo bastante español para que los segundos puedan recuperar su espacio propio. Pero la insistencia en la lengua única tan reiterada viene a enlazar con cuarenta años de dictatorial aplomo y ágrafo plomo. Semejante dieta, con sus vejaciones, la soportaron sin duda tanto los firmantes como sus discordantes. Con todo, los autónomos de la lengua propia padecían una ofensa más hiriente. En el sentido de que a la persecución por las ideas, se añadía el desahucio del uso meramente vehicular de la lengua propia. En ocasiones el asunto me desestabiliza, sobre todo porque se trata de ejercer la reciprocidad en tema tan complejo como el de la convivencia. Una vejación, aparte de tantas históricas y aun recientes que cualquier lector maduro se sabe, me la refirió mi padre. Tendría yo unos diez años, cuando me habla de alguien que, por expresarse en catalán, recibe un sonoro guantazo en la plataforma de un tranvía. Claro, esto son anécdotas de un tiempo, me dirán. Y no menos graves que el rechazo a una conferencia de Fernando Savater en la Universitat de Barcelona, gracias a una insolvente pandilla de estudiantes. Una impertinencia que no debió haberse producido; y una vergüenza, académicamente hablando. ¿Dos ejemplos asimétricos? Sin duda, pero en ciertos asuntos ocurre entender la memoria ofendida para comprender, que no justificar, los resentimientos. Otra cosa es configurarlos a escala nacional castellana, arrinconando las otras lenguas de España. Advierto en el manifiesto una carencia de sensibilidad alarmante, paternalista o debida tal vez a que los firmantes parecen sentirse depositarios de España, como si se tratara de un patronazgo. Dialogar con autonomías dotadas de lengua activa y cultura en ejercicio irrenunciable no parece agradar a los firmantes. Y actúan como nacionalistas de lo nacional. El Estado es noción que el castellano asegura, la única válida. Lo otro es lo de más, concesiones que la lengua común se digna admitir. Los manifestantes transcriben de la Constitución unas líneas del artículo 3, apartado 3: "... las distintas modalidades lingüísticas de España son un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección". Y comentan: Nada cabe objetar a esta disposición tan generosa como justa, proclamada para acabar con las prohibiciones y restricciones que padecían esas lenguas. Cumplido sobradamente tal objetivo, sería un fraude constitucional y una felonía usar tal artículo para justificar la discriminación, marginación o minusvaloración de los ciudadanos monolingües en castellano en alguna de las formas antes indicadas. Comento: y observo que tal disposición tan generosa como justa desatiende el hecho de calificar de modalidad lingüística la lengua en la que diariamente trato con familiares y vecinos. Algo me alivia saber que el catalán es un patrimonio cultural (de Catalunya, supongo, en primer lugar), aunque a fuer de patrimonial acabe arrinconándosele en un museo. Al fin y al cabo es el riesgo de las lenguas objeto de especial respeto y protección. La mención de las prohibiciones y restricciones que padecían esas lenguas acentúa mis reservas. Aunque las llaman lenguas, tal vez por no saltarse la Constitución, le colocan un esas: lo mortificante de tal pronombre revela su displicencia paternalista. En fin, las lenguas merecen respeto; si lo han de obtener como objeto especial y con protección, será que durante mucho tiempo dejaron de disfrutar del debido respeto. No enredemos la madeja. De lo que se trata es del poder. Los unos quiérenlo jacobino, y ancha es Castilla con un idioma demográfica y culturalmente transitivo a su ámbito, tras el chino irredentista y el tentacular y elástico inglés. El catalán - habida cuenta de sus proporcionesfrente a las citadas- supone no obstante una referencia cultural y literaria ejemplar (lean Incerta Glòria),comparable a la de sus colegas castellanos; e imprescindible como muestra indoblegable de su espíritu. La cuestión de ser, o no, llamados españoles es lo que se cuece; o demasiado escuece. O no, si un ánimo dialogante como el de Víctor García de la Concha toma distancia y prefiere entender lo que el presente ofrece, y el río revuelto de algunos se obstina en rechazar. Sobre España hablan los títulos de Sagarra y de Rodoreda, de Espriu y de Ferrater, de Joan Sales y de Josep Pla. Que muchos españoles ignoren sus páginas sólo indica que el desconocimiento mutuo es una doble responsabilidad que resolver. No la asignatura, sino la existencia pendiente. A los jacobinos opongo el reconocimiento leal, sin felonías, del federalismo urgente a reconsiderar, pulir y sutilizar siquiera lo bastante para no añadir más banderas enfrentadas a la convivencia de la Europa que seguramente deseamos casi todos.
LL. IZQUIERDO, catedrático jubilado de la Universitat de Barcelona y crítico literario

lunes, 25 de agosto de 2008

JAQUE MATE EN BARAJAS

El trágico accidente ocurrido en el aeropuerto de Barajas el día 20-08-08 en el cual murieron mas de 150 personas, me ha recordado la película el “Séptimo Sello” de Ingmar Bergman. La muerte revoleteando en torno nuestro. Pero en este caso, tengo la impresión que alguien está haciendo trampa y ello explica las airadas protestas de los familiares ante Spanair. En el juego con la muerte todos sabemos quién ganará. Sabemos cuan frágiles somos. Un coche que nos pasa rozando, un cáncer, una caída… Son las reglas del juego de la vida con la muerte. Pero aquí parece que, alguien ajeno al juego, haya dado una patada al tablero. No hay derecho, es injusto, nos decimos.
Con motivo de la negativa del COI a izar la bandera española a media asta, ha habido protestas. El COI aduce que hay víctimas en Georgia, en Irak, en Afganistán, en Pakistan, en Africa y que no se pueden hacer excepciones. La prensa ha reaccionado diciendo, que son casos diferentes. Y yo me pregunto ¿Por qué son diferentes? ¿No se trata igualmente, en todas partes, de seres humanos a quienes alguien hace trampa? España está hoy de luto. Nos unimos en especial al dolor de los familiares de las víctimas, pero nos unimos igualmente al dolor de los familiares que en todas partes del mundo están sufriendo porqué alguien está dando una patada al tablero.

KOAN
¿Donde podré encontrarte cuando mueras y dejes tu cadáver? Dogo le pregunta al monje.
-Nos encontraremos donde nada muere.

HAIKU
Está el árbol en flor,
y la noche le quita, cada día,
la mitad de las flores.

Juan Ramón Jiménez

lunes, 18 de agosto de 2008

PORCENTAJE DE FUNCIONARIOS SOBRE EL TOTAL DE LA POBLACION

PUBLICADO EN EL PERIODICO DE CATALUNYA

CATALUNYA 3,90
C. VALENCIANA 4,45
BALEARES 4,86
PAÍS VASCO 5,02
NAVARRA 5,07
LA RIOJA 5,20
GALICIA 5,43
ASTURIAS 5,49
CANTABRIA 5,63
MURCIA 5,63
ANDALUCÍA 5,98
CANARIAS 6,06
CASTILLA-LA MANCHA 6,38
ARAGÓN 6,56
MADRID 6,64
CASTILLA Y LEÓN 6,72
EXTREMADURA 8,45

Docentes
universitarios

MADRID
0,89
CATALUNYA
0,94
C. VALENCIANA
1,04
CASTILLA-LA MANCHA
1,35
MURCIA
1,48
EXTREMADURA
1,54

Fuente: MAP y elaboración propia de El Periodico

ESCALADA SOBRE LA FINANCIACION

La Vang 18-8-08 Editorial
EL clima vacacional no ha contribuido precisamente a acercar posiciones y durante los últimos días hemos asistido a una dura escalada de declaraciones sobre la financiación autonómica, una negociación que enfrenta a la Generalitat y los partidos catalanes con el Gobierno central y el PSOE. Recordemos que el president Montilla acusó al Gabinete presidido por Zapatero de "falta de voluntad política", palabras que la vicepresidenta Fernández de la Vega replicó afirmando que el mandatario catalán había cometido "excesos verbales". El conseller Antoni Castells salió en defensa de Montilla y relacionó la intervención de la vicepresidenta con un estilo basado en "intimidar y amedrentar" más que en "dialogar y argumentar". El presidente Zapatero, que hasta el momento había guardado silencio, se pronunció el pasado jueves sobre la polémica para afirmar que su Ejecutivo "ha cumplido escrupulosamente el Estatut" y para puntualizar que el acuerdo de financiación se hará buscando el consenso con todas las comunidades, no sólo con Catalunya. Desde el PSC, la actitud de Madrid ha sido evaluada muy negativamente. Por su parte, el conseller Josep Huguet, de ERC, acusó al vicepresidente Solbes de "insolidaridad pura". Rebasada la fecha límite del 9 de agosto para concretar un acuerdo, según lo dispuesto en el texto estatutario catalán, el debate sobre la financiación autonómica no ha hecho más que acelerar el evidente desencuentro entre las partes y, de un modo especial, las contradicciones entre el PSC y el PSOE. El hecho de que sea un socialista quien ocupe ahora la presidencia de la Generalitat ha dado mayor intensidad a este choque. Nunca, de momento, este tipo de fricciones han roto los lazos orgánicos entre el PSC y el PSOE, siglas que se comprometieron a forjar un solo proyecto hace ya treinta años, en julio de 1978, cuando nacía el mapa de partidos. En el 2006, Zapatero y el entonces president Pasqual Maragall protagonizaron un episodio de tensión a raíz de la atropellada negociación del nuevo Estatut, pero el momento más duro para los socialistas catalanes fue mucho antes, en 1983. El impulso de la ley orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (Loapa) ponía en entredicho el catalanismo del PSC, en un momento en que Felipe González estrenaba poder en la Moncloa. José Montilla, investido de la responsabilidad institucional, ha colocado el discurso del PSC en otras coordenadas, remarcando la necesidad de dar cumplimiento exacto al Estatut. Así las cosas, es necesario que todos los actores de la negociación hagan un esfuerzo cabal para frenar la escalada de acusaciones, reproches y descalificaciones que en nada contribuye a buscar coincidencias. Es momento de que se reconduzca el debate hacia terrenos menos encrespados, buscando la posibilidad del entendimiento basado - no hay que orillarlo- en los compromisos adquiridos ante la ciudadanía, sin invocar tampoco el contexto de crisis como cortina de humo. Mientras, la diputación permanente del Congreso de los Diputados analizará pasado mañana las peticiones de comparecencia de Zapatero para debatir sobre financiación autonómica. La aprobación de los presupuestos generales del Estado en las Cortes será el terreno donde medirán sus fuerzas los partidos catalanes con el Gobierno. A pesar de que Solbes quiso desvincular ambos asuntos, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ha advertido que si los presupuestos no se aprueban, "no habrá un nuevo modelo de financiación y, por lo tanto, Catalunya saldrá perdiendo, igual que el resto de las comunidades". La amenaza de bloqueo presupuestario como medida de fuerza, sugerido sobre todo por CiU, es usada ahora a la contra por el PSOE para romper el frente catalán. En todo caso, el abordaje de los presupuestos deberá hacerse con serenidad y sin perder la perspectiva general, pero sin hacer abstracción del problema financiero que viven las comunidades que, como Catalunya, necesitan dar eficiente respuesta a las necesidades objetivas de su población.

HABLA ALFONSO GUERRA

Respecto a la financiación autonómica, el ex vicepresidente del Gobierno considera que la teoría de las balanzas fiscales es algo "predemocrático, de antes de la Revolución Francesa"
AGENCIAS - Jaén - 18/08/2008
El ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra ha situado al presidente de la Generalitat, José Montilla, "entre dos fuegos" en el debate sobre la financiación catalana. "Lo tiene complicado allí", ha asegurado el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, que ha recordado a Montilla su pasado enfrentado a los más nacionalistas del PSC: "Procede de un grupo que llamaban de los capitanes, enfrentado a las posiciones de un sector del PSC que era más nacionalista".
Desde la sede Antonio Machado de la Universidad de Andalucía, donde ha inaugurado los cursos de verano, Guerra ha afirmado, en relación a Montilla, que "los políticos tienen que demostrar que son buenos gobernantes y estadistas cuando tienen dificultades", recalcando que "cuando las cosas van bien, todo el mundo lo hace con comodidad".
Respecto a la negociación de la financiación autonómica, ha insistido en que la teoría de las balanzas fiscales es algo "predemocrático, de antes de la Revolución Francesa", y que ahora lo defienden grupos "que tienen etiqueta conservadora y progresista y como sigan así se van a quedar sólo con la etiqueta". "Ésas no son posiciones progresistas", ha destacado el presidente de la Comisión Constitucional y de la Fundación Pablo Iglesias, quien ha resaltado que ve con "cierta decepción" que la "gran operación" de descentralización que se hizo en España "a veces tenga como fruto que cada uno quiera tirar de un trozo de la manta para llevarse más que otros". Guerra ha augurado que si las comunidades "van a llevarse lo más que puedan de la riqueza nacional, mal camino van a tomar".
"No es escandaloso que se prorroguen los Presupuestos"
Alfonso Guerra ha afirmado hoy que no sería "escandaloso" ni "se hunde la democracia" se si prorrogan los Presupuestos Generales del Estado por la falta de acuerdo entre los grupos ya que, según ha recordado, varias veces en la historia de la democracia se ha llevado a cabo este procedimiento.

jueves, 7 de agosto de 2008

ENSEÑANZA DEL CATALÁN

Una carta más sobre la polémica lingüística publicada en El Periódico de Catalunya.

Enseñanza del catalán
María Rosa Dalurzo
L'Hospitalet de Llobregat

Sobre la frase "El nacionalismo español es el más excluyente" que da título a la entrevista con el catedrático de Lingüística Juan Carlos Moreno Cabrera, publicada el 1 de agosto, quiero expresar lo que he aprendido intentando hablar el catalán. Un lugar es también la lengua de quienes lo habitan. Una lengua es una visión del mundo, y si los catalanes son abiertos y expansivos por valores propios, lo son también por hablar un idioma profundamente respetuoso con todos los demás, especialmente el castellano.He aprendido que el esfuerzo por mantener vivo el catalán es una riqueza del pensamiento, y esa riqueza radica en su apertura hacia otras construcciones lingüísticas sin perder el profundo sentido identitario que conlleva expresarse en más de una lengua. Con el catalán, he aprendido a ser más de todas partes sin perder mi propia identidad.
E l Periódico de Catañunya 7-8-08

lunes, 4 de agosto de 2008

EL ARTÍCULO DEL LECTOR

Balanzas fiscales y solidaridad

JOSEP TERÉS - Barcelona (La Vang. 1-8-08)

Sugiero erradicar la palabra solidaridad de todo lo referente a la financiación de las autonomías. Aunque la Real Academia Española define la palabra solidaridad como "adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otro" y, por tanto, la definición no parece reconocer connotación ética alguna a esta palabra, el uso que habitualmente se hace de ella sí que comporta una referencia a la condición moral de una persona, en función de que ejerza o no la solidaridad. Ser solidario es bueno y ser insolidario es malo. El Diccionari de la Llengua Catalana asimila la palabra insolidari a aquel que sólo mira para él. Por otra parte, el flujo de fondos de unas comunidades a otras, con la finalidad de conseguir el nivel deseado de cohesión social en el seno del Estado, es - o debería ser- una cuestión técnica, resultado del análisis y valoración de diferentes variables cuantificables, susceptible de protocolizar y, naturalmente, objeto de negociación política y de consenso periódicamente revisable. Se trata de un pacto político sobre datos objetivos, al que se puede llamar de muchas maneras, pero que de ninguna manera debe confundirse con un debate ético. La introducción del concepto de solidaridad (tal como se entiende en el lenguaje habitual) es una trampa. Aquel que se considera pagador neto puede caer en la trampa y presumir de su solidaridad - que nadie le reconoce- sin tener en cuenta que cuando, legítimamente, no se muestre de acuerdo con el sistema actual, se sienta perjudicado o pida una revisión a partir de datos objetivos, será tildado de insolidario y, por tanto, de persona de baja condición moral. Dejemos, pues, de mezclar conceptos y de utilizar equívocos. Quizás nos habríamos evitado comentarios viscerales despectivos, por supuesto demagógicos, de más de un personaje con responsabilidad política en territorios considerados cobradores netos.

viernes, 1 de agosto de 2008

CULTURA AMIGA POR Xavier Bru de Sala

En vez de avivar el fuego de los manifiestos, la cultura debe mantener vivos, con normalidad, los espacios de entendimiento intrahispanos

XAVIER BRU DE SALA

Si habéis oído predicciones sobre un posible empeoramiento de las relaciones España-Catalunya, ya os las podéis ir creyendo. Aunque así no fuera, y el conflicto económico se resolviera a pedir de boca, a la contra de dichas predicciones, cualquier balance de lo que se ha empeorado arroja resultados poco halagüeños. La cultura, o mejor dicho la intelectualidad con adscripción ideológica, ha pasado en un decenio de coprotagonista amantísima del buen rollo hispano, con ribetes de exploradora de las circunstancias en las que podría mejorarse, a auxiliar de la confrontación política. ¿Qué queda de la tradición inaugurada en los encuentros de Valladolid? Lo contrario. Enemistad, manifiestos, condena moral a las lenguas minoritarias por abusos y maltratos al español. Tan todopoderoso, él, que se niega a caer en la cuenta de que los perros flacos tienen los dientes romos y les manda remesas de pulgas. Esto por un lado. Por otro, aprovechamiento de la malísima gestión y peor digestión del retorno de los Papeles de Salamanca, para avivar la ojeriza contra la España moderna a partir de sus taloncitos de Aquiles. Si mi querido Javier Tusell estuviera aún entre nosotros, hablaríamos de cualquier cosa, incluyendo lamentos y jeremiadas, pero no andaríamos una vez más haciendo planes para comisariar exposiciones o convocar encuentros y diálogos de las relaciones España-Catalunya y viceversa. Ahora ya no. Las circunstancias han cambiado tanto que, si tuviéramos la humorada de anunciar una nueva convocatoria, no encontraríamos patrocinador, y de tenerlo, nos quedaríamos sin participantes. El tema ha dejado de interesar. En parte, y para los partidarios de la autonomía de la cultura, es buena que así sea. Los beligerantes culturales son cada vez menos. Lo peor del nuevo manifiesto y el debate suscitado es que alarga una periclitada, casi decimonónica concepción de la cultura como pretendida caballería auxiliar - en realidad infantería, carne de cañón— en las luchas partidistas. Aunque en este último caso sólo haya picado un sector, por cierto minoritario, del partido de la oposición. De un modo u otro, y sumando eso a aquello y lo de más allá, aumenta el resquemor entre la población. Mientras, y como no podía ni debería ser de otro modo, el mercado sigue sus reglas, ajeno a toda controversia ideológica. ¿También el espacio de la alta cultura? Por ahí anda el principal riesgo, que consiste en la indiferencia. "Cuando los jefes políticos de filas se pelean, lo mejor que podemos hacer para no avivar tensiones es hacer que no nos conocemos". Pues no. Al contrario. La cultura puede y debe dar ejemplo, en tanto que espacio autónomo, de no contaminación. Los cruzados que aún firman no deberían ser ni siquiera censurados. Y menos anatemizados
De "Cultura/s" de La Vanguardia num 319 30/07/08