miércoles, 2 de julio de 2008

EL USO DEL CATALAN EN LA UNIVERSIDAD

JOSEP MARIA Terricabras
Catalunya es un país tan curioso que se discuten cosas que no se discuten en ninguna otra parte: si es normal o no que se promueva la lengua del país, que si la televisión del país tiene que dar prioridad a los asuntos del país, incluso se discute si esto es un país o no. Y todo ello lleva a que ser catalán sea muy fatigoso: tienes que defender constantemente cosas obvias, tienes que pedir perdón por lo que en todas partes es motivo de orgullo, tienes que aguantar que cualquiera te explique lo que significa ser catalán y que los que no defienden ni la lengua, ni la historia, ni las tradiciones del país te digan que ellos son más catalanes que nadie. ¡Tienes que aguantar cada cosa! Acabamos de saber que, por fin, se quiere exigir cierto grado de conocimiento del catalán a los profesores universitarios. Esto es algo que no se debe exigir en ninguna parte, por la simple razón de que todo el mundo lo da por descontado. En Alemania, en Francia o en Italia, un profesor tiene que hablar el idioma del país. Y en Madrid, también. En Catalunya, al parecer, no está claro, hay que poner condiciones, hay que pedirlo con cuidado.Hace más de 30 años, cuando me quise matricular en la Universidad alemana de Münster me hicieron un examen previo de alemán --lo suspendía mucha gente--, con el buen argumento de que "si no sabe alemán, usted perdería el tiempo en esta universidad". Que se den conferencias o cursos especiales en inglés, no impide que las clases se hagan habitualmente en la lengua del país.La UPF y la UAB se desmarcan de la norma general. Y una colega de la UAB ha dicho que no la van a aplicar con un argumento sorprendente: si querían tener a los mejores profesores en su universidad, no podían exigirlo. ¡Como si tuviera algo que ver una cosa con la otra! Los mejores profesores también van a Alemania y a Francia, y aprenden el idioma. Quizá lo aprenden precisamente porque son buenos profesores y, claro, no son lingüísticamente incapaces.¡Ay!, no aprenderemos nunca: yo solo quiero ser un ciudadano normal de un país normal.

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