Catalunya y España, otra vez
Lluís Foix
LA VANG 17 7 09
La fragilidad política de Zapatero lo ha empujado a dar vía libre a un nuevo modelo de financiación
Vuelve el viejo contencioso entre España y Catalunya a raíz del nuevo modelo de financiación autonómica, que no es sólo un reparto más equitativo de recursos en el marco del Estado autonómico, sino que abre la vía a una España federal. Coincido con el conseller Castells al poner el máximo énfasis en que es un cambio de modelo sobre el que se podrá construir una relación más justa entre las comunidades autónomas sin que el principio de subsidiariedad sea tan desproporcionado como hasta ahora. Un ciudadano de Catalunya puede aportar más al resto de sus conciudadanos, pero en ningún caso recibir menos del Estado como ha sido el caso hasta ahora.
¿A qué viene este atropello mediático de buena parte de la prensa de Madrid contra Catalunya? Manuel Azaña lo decía ya en 1933 cuando se aprobó el primer Estatuto catalán al expresar su convencimiento de que las malas inteligencias entre Catalunya y el resto de España nacen, entre otras causas, de una muy importante, que es la ignorancia.
También de la resistencia a admitir que el hecho diferencial existe por razones históricas y culturales. En un ambiente parecido de clara hostilidad anticatalana, Cambó se dirigió a los políticos de la derecha españolista con aquella sentencia tan conocida: pasará este Parlamento, desaparecerán todos los partidos que están aquí representados, caerán regímenes y el hecho vivo de Catalunya subsistirá.
No es solamente la derecha política la que no acepta la diferencialidad catalana, sino también una parte de la izquierda y el sentimiento muy extendido en la opinión pública española.
La fragilidad política de Zapatero lo ha empujado a dar vía libre a un nuevo modelo de financiación que, en realidad, es un replanteamiento en profundidad de la organización territorial del Estado en el que Catalunya se pueda sentir cómoda y justamente tratada.
Los grandes estados del mundo, desde el imperio romano hasta el austrohúngaro pasando por Estados Unidos y el Reino Unido, son ejemplos de una riquísima diversidad de naciones, culturas, paisajes humanos, usos y tradiciones que han mantenido una unidad aparentemente precaria pero que ha sido su gran fuerza.
Mientras no se acepte con normalidad que hay más de una manera de sentirse español, mientras todo lo que venga de Catalunya sea sospechoso, mientras todo valga para atizar a los catalanes, aumentará la desafección y crecerá el sentimjento independentista. Estoy de acuerdo con Rafael Jorba cuando dice que "estamos delante de la última oportunidad de poder vestir una Catalunya libre y plena, en el marco de un Estado español que haga de la identidad del otro el fundamento de su fortaleza".
Las raíces del catalanismo son culturales, cívicas, integradoras e históricas. ¿Cuesta tanto entenderlo?
jueves, 16 de julio de 2009
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