Por Pilar Rahola La Vanguardia 16 7 09
No hay duda de que, contra el PP, ERC vive mejor, y en el victimismo fluye su mejor resultado
Enric Juliana lo ha explicado con su natural perspicacia. Dice que esta vez, el terremoto anticatalán no llegará a la escala 7,5 del que sacudió la villa y corte en el 2005, cuando se llegó a leer la pintada "no entrar, que son catalanes", frente al supermercado de Castelló con María de Molina. Fueron tiempos de verbos airados en los micrófonos reclcitrantes, de declaraciones delirantes, en las bocas de rancios líderes, de frontismo abrupto y agresivo. Fueron tiempos en que la campaña del PP alimentó el odio de unos, y el victimismo de otros, hasta el punto de que se establecieron vasos comunicantes entre la estrategia electoral del PP y la de ERC, ambos alimentados por la confrontación catalana. Después llegó la dura realidad para el PP frontista, su hundimiento en Catalunya, su alejamiento del centro racional, y el golpe de Estado de Mariano Rajoy, que acalló los ruidos, controló las furias internas y centró el discurso. Sin embargo, la tentación catalana quedó danzando en las esquinas de la calle Génova, y aún tuvo ocasión de dar antipáticos coletazos. Véase, por ejemplo, la nefasta campaña del PP sobre el catalán en las escuelas, cuando las europeas, uso de niños incluido. Pero, a pesar de esos grotescos ataques de fiebre, es de recibo reconocer que el PP actual está intentando poner sordina al debate catalán, y con él, intenta establecer una nueva relación con esta díscola tierra. Aunque, la pesada herencia del recurso pepero en el Constitucional no construye, precisamente, puentes de diálogo. Más allá, sin embargo, de las hipotecas del pasado, la actualidad facilita un magnífico termómetro para atisbar o desmentir este nuevo paradigma de la derecha española. Sin duda, la reacción del PP respecto al acuerdo de financiación dará la medida del cambio. ¿Se dedicará el PP a despertar a las furias anticatalanas? ¿Usarán, sus líderes autonómicos, la demagogia del agravio económico, como tantas veces han hecho? O ¿intentarán construir una crítica racional, que no pasepor la confrontación territorial, sino por la lógica política?De momento, parece que se impone el sentido común, que es tanto como decir que Rajoy manda más de lo previsible.
Si el terremoto, pues, se mantiene en la escala 4 que prevé Enric Juliana, la carga del tema pasa al otro lado del espectro, allí donde el anticatalanismo facilita la estrategia. ERC necesita, como agua de mayo, la confrontación con la España pepera. No hay ninguna duda de que, contra el PP, ERC vive mejor, y es en el victimismo donde fluyen sus mejores resultados. ERC debe hacer muchas piruetas, justificar las renuncias del acuerdo, venderlo a sus huestes y no morir en el intento. Si el PP se desmelena, ERC adquiere la heroicidad perdida. Pero si se queda sin enemigo malo, ¿cómo explicará la naturaleza de sus amigos?
jueves, 16 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario